domingo, 3 de enero de 2010

Deseos de Fin de Año


Es la noche del 31 de diciembre en un restaurant bullicioso de la costa Atlántica.

Once comensales sentados en dos mesas juntas. Llegado el momento que allí los congrega, se empiezan a mirar con impaciencia porque justo ahora niguno sabe muy bien qué hora es, entonces todos se la preguntan comparándose relojes y celulares mientras de fondo comienzan a estallar cohetes Made in China. ¿Faltan cinco? ¿Ya son las doce? ¿Dónde están las uvas? ¿A quiénes les falta champán?

Confirmado el año que venía pero que, irremediablemente, ya fue, alzan copas en brindis, ríen, lloran, se abrazan entre sí y entre extraños, mientras continúan los estallidos en el cielo con menor o mayor estruendo y colorido. Por andar entretenida con la cámara se me atoran los tacos en el deck, así que yo misma recibo el año en descalza, con frío, But I have it all on tape.

FAQ: ¿Qué deseos comparte el común de la gente para el 2010?
A saber,
- Paz
- Salud
- Zapatos
- No Paz (= Guerra)
- Tarasca (Plata)
- Alegría y Amor
- Un novio(s)
- Un nieto

Con eso, más de uno se encontrará ocupado el año que viene (que ya es, por tanto hay que ocuparse de inmediato / no hay más tiempo qué perder)

Brainstorming: Mi deseo de fin de año, resolución de año nuevo, etc.
Me estoy guardando mi deseo para cuando tenga una intención más sólida, una que se me presente cual gloriosa epifanía un domigo mientras leo el diario en el café de la esquina de casa; o en forma de un sueño tan avasallante que me despierte gritando EUREKA, transpirada y palpitante, a las 3 am.
Como sea, necesito sacarle punta. El año pasado deseé muchas cosas que no se cumplieron - mientras que sí se cumplieron otros vaticinios realmente indeseables. Mais c'est a vie.

Quizás, se me ocurre, pueda fraccionar mis deseos en deseos más pequeños y potentes ('deseítos') los cuales, a su vez, se tornen realizables todos los días (o día de por medio). Así seré feliz todo el año, y podría fácilmente llevar un checklist con indicadores de cumplimiento.
Otra opción es desear únicamente cosas que dependan de mi voluntad soberana, de mi capacidad humana. Entonces, seré yo única culpable de cada deseo incumplido y no habrá margen de error, hombre, mujer, mal de ojo, gato negro, trauma de la infancia, presupuesto o jefe machista que intervenga.

Podría también resolver no desear nada, y dejar que el 2010 se presente y se vaya ligero, tal y como es (he deseado muchas cosas en mi vida)

O desear algo tan pero tan grande, abstracto y atemporal, que tome al menos una década en materializarse (un 'deseote'), así le saco toda la expectativa al asunto de los deadlines y no volveré a escribir sobre estas cavilaciones hasta víperas del 2020 (¡qué año gracioso..!).

Es posible que ya tenga absolutamente todos mis deseos numerados en MS Project, alineados con mi carta astral según indicaciones de mi tarotista, por el resto de mi existencia - y esta debacle sea sólo una parodia del ritual de los deseos de fin de año. Yo solita lo sabré.

Asumo que el desafío de los deseos nada tenga que ver con su (in)cumlimiento cuya evaluación de desempeño, 31 tras 31 de diciembre, asociamos esfuerzo y/o suerte. Lo difícil yace en el simple hecho de que un "deseo no desea satisfacción. Un deseo desea otro deseo" (Taylor & Saarinen)

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